ANTEQUERA – CRUCE GOBANTES – EMBALSES DEL GUADALHORCE
Este recorrido, no va a ser la obtención de un puerto más o menos duro, para meterlo en el zurrón. No se trata de la subida continua y mantenida del puerto de las palomas. Tampoco se trata de una subida al estilo de un Torcal, en donde las pendientes mayores de un 15% se mantienen durante kilómetros.
El recorrido que pretendo describir es una sucesión de subidas, descansos, subidas durísimas durante centenares de metros, interrumpidas por unos descensos vertiginosos también con un porcentaje muy elevado. No hay más que observar el perfil del recorrido, para llegar a la conclusión de que imita a unos dientes de sierra, pero con unos dientes, muy, pero que muy afilados.
La longitud del recorrido no excede de los 70 Km. entre ida y vuelta, pero hemos de tener en cuenta, que los metros subidos en la ruta ascienden casi a los 1100 metros, equivalente a la subida de un puerto de primera categoría. A mi humilde entender, el perfil es de fuerza. El cuerpo no tiene tiempo a adaptarse a poner un ritmo de subida, cuando entramos en una bajada muy pronunciada, perdiendo el ritmo. Seguidamente, nos encontramos con una subida, en algún caso extrema, con picos (marcados en el computador) del 13 y 14%.
En definitiva, lo que los gurús en la materia denominan como “rompepiernas”, pero a lo bestia. Sería un verdadero espectáculo que esta ruta se incluyera en alguna carrera de profesionales.
Pero si resaltable es su perfil, no lo son menos, los lugares en donde está enclavada. La zona norte del Camorro del Torcal, el descenso hacia la Sierra de Huma, con su posterior ascenso por su falda, bordeando la zona oriental de los embalses de Guadalhorce, y la llegada a la zona de los embalses (gran desconocida aún para muchos), son puntos de una belleza objetiva, que sorprenderán no sólo al cicloturista, sino a todo aquella persona amante de la naturaleza. Son parajes dignos de admirar ya sea en bicicleta, o simplemente dando un paseo en automóvil.
Pero vamos a centrarnos en el recorrido de hoy. Como de costumbre, montamos en la bici desde Antequera, tomando la carretera A-343 en dirección al Valle de Abdalagís (ruta que ya hemos descrito). Nada más salir de la ciudad, nos recibe una cuesta con el 6% y hasta el 8%, durante casi un kilómetro. A continuación, descansillo, y tomamos el primer cruce que encontramos, con dirección al Valle. Seguimos en este desvío con otra subida de unos dos Km. al 6/8%. A continuación ya entramos en la Nava de las Ánimas, con la sierra del majestuoso Camorro del Torcal, a nuestra izquierda. Tras varios falsos llanos, llegamos al cruce con la MA-4402 (hacia la Joya). Seguimos rectos, y nos encontramos con una bajada de casi 8 Km. al 6/8% de desnivel. En este tramo, nos encontraremos zonas muy curveadas, y con carretera estrecha y sin arcén, en las que tendremos que ser precavidos. Al finalizar la bajada, y poco antes de llegar al Valle de Abdalagís, nos encontramos a nuestra derecha, con un cruce en el que se señaliza el acceso a los embalses.
Esa carretera está bajo la administración de la Confederación Hidrográfica. Es muy estrecha, con un asfalto aceptable, y mantenido periódicamente, aunque su piso es los que se agarra. Nos recibe la carreterita con un 7,5% pasando rápidamente a un 10%, con tramos del 12,5 y 13%, lo que hace que rápidamente dominemos el valle por el que hemos accedido. Vamos curveando y retorciéndonos casi 3 Km. hasta llegar a un descansillo, y a continuación a una bajada muy pronunciada, de hasta un 8 y 10% (que a al vuelta tendremos que subir).
En este tramo cruzaremos sobre las vías del AVE a Málaga, viendo muy de cerca las entradas al infausto túnel que privó al Valle de su bien más preciado, el agua. Llegamos a un cruce que nos puede enviar a la estación de Gobantes, pero tomamos dirección a nuestra izquierda, en donde nos espera otra repentina subida del 13,5% de pendiente, de un kilómetro de longitud. Esta cuesta, es de fuerza, aquí no hay ritmo, aquí o hay piernas, o no subes de un tirón. Una vez recuperado el resuello, y bajo el pico de Las Cabreras, observamos a nuestra derecha el impresionante embalse de Guadalteba, a fecha de hoy al 100% de su capacidad. Este paisaje es precioso, ayuda a olvidar el calentón que acabamos de sufrir. Entramos de nuevo en pequeños sube y bajas con porcentajes del 6, del 8 y hasta el 10% tanto en las bajadas como en las subidas, entrando en la zona plenamente forestal.
En verano se agradece mucho la sombra en este tramo. El piso se vuelve perfecto, envueltos en un enorme pinar, y teniendo el agua del embalse en algunos momentos a menos de 10 metros de la carretera. Llegamos al poblado de la confederación, coronamos la presa de Guadalteba (con unas vistas, que no hay que contar, hay que vivirlas), y bajamos plácidamente (6%) durante un Km. para llegar a nuestra meta, el embalse del conde de Guadalhorce, salvando previamente una pequeña cuestecilla. La presa del Conde de Guadalhorce fue inaugurada en 1921 por el Rey Alfonso XIII, y es una verdadera obra de arte. Está en el centro de un conjunto de embalses, junto al ya citado de Guadalteba, y el de Guadalhorce, agrupando en su entorno un montón de lugares de gran interés turístico y deportivo.
Bueno, ahora queda volver. Y afrontar lo que antes fue bajada, convertida ahora en dificultad, con porcentajes ya nombrados de hasta el 10%. Nos queda también como última dificultad, la cansina subida de casi 10 Km., desde la carretera del Valle hasta llegar de nuevo a la Nava de las Ánimas.
Entiendo que para un ciclista bien entrenado, este recorrido será fácilmente salvable. Para mí, sin embargo, es un buen reto, felizmente salvado.
Lo mejor del recorrido, como casi siempre, los paisajes, y servir como un magnífico entrenamiento. Muy recomendable de verdad.
Lo peor, imagino que realizarlo en verano. Pensar en un mes de julio a las 12 de la mañana, subiendo la cuesta del AVE, realmente genera escalofríos.